sábado, 3 de mayo de 2008

Termo formado





Octubre
Me interesé en la técnica de termo formado al buscar en internet soluciones para hacer un planetario. De inmediato pensé que con esta técnica podría hacer huesos de dinosaurio a partir de moldes de unicel. Investigué más y me dio confianza ver que unos chavos en EUA hacían uniformes de Star Wars con la estufa de su cocina y una aspiradora. Busqué en el DF lugares donde venden estireno y logré comprar una lámina en una tienda por el metro Centro Médico que me salió como en 60 pesos.

Marzo
No fue sino hasta que me quedé en la UNAM un mes y pico cuando en División del Norte, por casa de mi hermana, compré más hojas (en remate por ser de desecho) y el pegamento especial.

Abril
Tras una entrevista con Mildred, del CONCYTEQ, puse manos a la obra pues me encargó un insecto gigante para una expo de bichos que le saldría en $3 500. Con poco tiempo (tres semanas) busqué entre el material que tengo lo necesario para construir una. Así, con unos mosquiteros de metal, soldé el marco porta-estireno no sin quejas de la vecina que se compró una pantalla plana y al yo soldar se le apagaba. Me dejó una hora para hacer mi trabajo.
Ya teniendo el marco hice la mesa a su medida con un bastidor desmejorado y trozos de un marco. Proseguí a hacer el horno pensando en aprovechar el quemador que compré en la merced para hervir los huesos pero su diámetro no es grande y tuve la sensación de que no llegaría a calentar uniformemente así que opté por la electricidad. Hice la caja con una lámina galvanizada tan delgada que la corté con tijeras. Fui a la tienda de resistencias y, tras deliberar con la dependiente en que no quería gastar mucho, salí con un tramo enrollado por $50. Hice pruebas conectando los extremos a la corriente con la resistencia tirada en el patio. Primero no calentó mucho así que separé las vueltas estirando y vi que conforme la estiraba más aumentaba su temperatura. Decidí poner una cama de yeso en la caja de metal para aislar el calor. Vertí yeso en las hieleritas de plástico y con los cubos ya cuajados hice las bases para la resistencia que serpentearía dentro de la caja. Corté el tramo a la medida y lo posé sobre las bases. Al conectarlo se calentó pero el estireno de prueba solo se onduló un poco.
Dada la situación pensé en ir a la tienda de resistencias por mejores y costosas sugerencias pero como me sobraba un tramo igual de largo se me ocurrió que poniendo otra serpiente de resistencia obtendría el doble de calor. Hice más cubitos de yeso y armé la segunda serpiente sobre la primera. La prueba resultó con mejoras de calor pero el estireno tardaba mucho en estirarse así que pienso poner una colcha de aislante en la caja para aminorar la disipación de calor. La mesa de vació por su lado tuvo fugas al principio pero se resolvieron con resistol blanco al carecer de silicón. Falta saber si mi aspiradora de un caballo sea lo suficientemente buena para succionar el estireno. Podría usar la compresora poniendo una manguera en la entrada de aire del pistón si es que falla la shop-vac. Supe que una atmósfera equivale a algo así como 15 psi por aquello de la caja de vacío para plastinación.
La prueba fue realizada con un trozo de estireno que rompí así que no sirvió mas que para ver que se derritiera y ver de paso que el marco lo sujetará bien de todos lados, cosa que no sucedió así que hice unos hoyos en el marco para sujetar con pijas el estireno al marco, y si eso no funciona pues con tornillos y tuercas para hacer buena presión.

Esqueletopexia



Triste enterraba a mis mascotas fallecidas en baldíos cuando niño. Les ponía una crucesita de palo y rodeaba de gijarros el montículo a manera de simple monumento. Pero mi curiosidad me llevaba a trazar un croquis del exacto lugar y, pasado un año, cavaba cuidadoso en busca de todos los huesos. Si en mis recorridos por el campo encontraba osamentas, me llevaba el craneo. Así armé una pequeña colección que se agregaba a la de minerales, tepalcates, insectos, monedas, etc.
De adolescente conseguí unos derméstidos (escarabajos carroñeros) en la UNAM y se los dí a mi amigo Alejandro Alcántara ya que en casa no era posible tenerlos y él obtuvo esqueletos de pequeños roedores hasta que sus zapatos fueron perforados por los bichos y tuvo que fumigar.
Siempre tuve este pendiente, de poder obtener un esqueleto articulado. Ahora que tengo en la cabeza el proyecto MundoNuevo encontré en internet que se venden pero su precio es elevado. Mejor conseguí que me regalaran un conejo muerto en una granja y un biólogo me dió algunos tenebrios (escarabajos carroñeros empleados para alimentar reptiles) similares a los derméstidos. Murieron todos pues debí darles los tejidos secos y algún hongo los mató por la humedad. Igual pasó con una víbora muerta en un accidente que me dió otro biólogo. La gota que derramó el vaso fueron un pollo que compré entrero en el mercado y un ave encontrada muerta a la ladera de una presa. Ambos fueron literalmente robados por algún intruso de mi jardín, tal vez un tlacuache. Dados los continuos fracasos decidí hacer una estancia en la UNAM, en la facultad de veterinaria, departamento de morfología. Ahí me enseñarían y, sobre todo, obtendría esqueletos de varios animales con tanto laboratorio que sacrifica en aras de la ciencia y el conocimiento docenas de animales diariamente.
Pasé cuatro semanas bajo la tutela del técnico Manuel y el profesor David. Comencé con un gato usando la técnica de Hidróxido de Potasio. Se mantiene articulado el esqueleto pero los ligamentos y tendones dben ser eliminados con mucho cuidado y paciencia usando bisturí. No me gustó. Siguió la técnica de ebullición con un perro. Tras hervir por dos días el esqueleto totalmente desarticulado quedó muy limpio y libre de grasa. Con una rociada de Peróxido de Hidrógeno quedaron blancos. La cosa iba mejorando. Conciente de que era la oportunidad de mi vida indagué por todos lados y obtuve un gallo, luego un cerdo y mi labor se intensificaba. La estancia contempla solo un ejemplar pero afortunadamente me dejaron hacer. Unos días antes de concluir obtuve un caballo, cuatro cullos y un conejo. El destazar al caballo fue tan laborioso -tenía que hacerlo muy rápido- que al final acabé rendido y me enfermé de la garganta. Pero traje a mi casa literelamente montones de huesos!
Hasta ahora he completado el gallo y los demás están en diversas etapas de tratamiento y armado.
Por si fuera poco hice un insuflado de pulmón que pasé a la resina y un corazón en glicerina con su caja hermética de acrílico.